
Cabe destacar, que se trata de árboles originarios, tratados con creatividad y paciencia. Una propuesta viva, orgánica, pero fundamentalmente, un hecho humano y por lo tanto cultural.
El origen del Bonsái se remonta a la China de los siglos VI al X, introducido en Japón por los monjes budistas en el siglo XII; pasó de ser una simple distracción a constituir una verdadera filosofía que expresaba la armonía del hombre con la naturaleza.
La técnica del Bosái, trata del cultivo de un árbol en en una vasija o maceta, sin que pierda las características de una planta adulta, pero se mantiene deliberadamente en un tamaño reducido mediante depuradas técnicas de cultivo.
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