La Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el 19 de junio de cada año como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos armados. Esto con el objetivo de concienciar sobre la necesidad imperiosa de poner fin a este flageló que aqueja a la sociedad.
Destacando la importancia de reparar el daño provocado a las víctimas y rendir homenaje a quienes han dedicado su vida en la lucha para poner fin a estos delitos. En 2008 se presento la resolución 1820 para condenar públicamente la violencia sexual como práctica de intimidación utilizada en las guerras que puede ser impedimento para afianzar la paz.
Las graves consecuencias de la violencia sexual ligadas a los conflictos mundiales e internos se hacen sentir tanto en las victimas como en sus hijos ocasionando traumas, estigmatización, pobreza, problemas de salud y embarazos no deseados.
En un esfuerzo por neutralizar sus efectos, el Consejo de Seguridad de la ONU adopto varias resoluciones en función de que los gobiernos de todo el mundo promuevan leyes para defender a las víctimas y se pueda castigar a los agresores.
Uno de los puntos vitales ha sido que los organismos internacionales centralicen el trabajo en reconocer el tema de la desigualdad de género como una de las causas fundamentales que inducen a la violencia sexual en tiempos de guerra. La respuesta requerida para abordar estos delitos debe incluir los servicios multidimensionales para sobrevivientes.
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