Ese día, aquella dama le comentó que en el Instituto de la Cultura, estaban
realizando el Censo de Artistas y Cultores y decidió registrarse, “porque nunca es tarde para ver realizado los
sueños”, dice el anciano que cuenta con 70 años de vida.
Este artista plástico, que nació en la ciudad de Maturín,
desde temprana edad, realizaba trabajos de dibujo y pintura, en su escuela,
llegando a ganar varios premios que le motivaron a seguir incursionando en el mundo de las artes, en lo
que respecta a tallado de madera, barro, pintura, entre muchas otras cosas.
Al pasar los años, sus conocimientos adquiridos, empíricamente, fueron visualizados por los representantes de la cultura, quienes
de inmediato lo contrataron para que dictara talleres de dibujo, pintura,
tallado y barro, a los jóvenes en la
Escuela de Artes Plásticas del Estado, momentos que lo llenan de orgullo, al
haber contribuido a la formación de nuevos talentos, agrego Sánchez.
Otro de los recuerdos más sobresalientes, es haber expuestos
sus obras, en la Casa de la Cultura de Maturín, junto a figuras como Andrés Cardozo, Jesús Font y
el historiador, escritor y maestro, Rogelio León, quienes catalogan sus
creaciones en una mezcla entre lo figurativo y lo lírico. Su trabajo más
resaltante es el tallado de madera de la Virgen de la Morocoya.
Retomando mí trabajo
“Nada es imposible, ese ha sido mi lema desde niño. El arte en una pasión que llevo en mis venas y me gusta realizar mis trabajos seriados, tengo más de 80 obras, entre dibujos, pinturas y tallados, manifiesta el artista, mientras busca entre su agenda, sus bocetos que piensa llevar a escalas más grandes.
A mi edad, no voy a perder esta oportunidad, que me está
ofreciendo el Icum, de proyectar mis obras de arte, pues mi legado debe quedar
como ejemplo para las futuras generaciones,
dice el artista plástico, quien
despertó gracias a las políticas de incursión de la gobernación del Estado.